En mi cama no hay pesadillas

Mi hijo tenía unos 8 años.

Una noche me despierta por una pesadilla que tuvo. De pié a orilla de mi cama me cuenta la pesadilla que lo hizo despertar asustado. Para calmarlo le digo que duerma lo que queda de noche en mi lado de mi cama con estas palabras: «Hijo acuéstate aquí. En mi lado de la cama no hay pesadillas» Mi hijo durmió tranquilamente a junto a mí.

Desde entonces le gusta acostarse en mi lado de mi cama. Ahí se siente feliz.

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